De retorno a la capital de Lima (la tres veces
coronada ciudad de los Reyes) iniciando el retorno por la carretera central
procedente de Chosica; a la altura de Chaclacayo nos empezó a ganar la tarde y
la venida del crepúsculo que desdibuja en un degrade tonal de grises la silueta
de los cerros que van de un gris oscuro a un gris claro, conforme se lo ve
alejarse en la perspectiva del paisaje.
Es cuando el sol consigue estar a la altura de la cima
de los cerros, señal de iniciación del ocaso, tiñéndose el cielo de luminiscencias
amarillentas matizadas con tonos rojizos que se reflejan en los cobertores de protección en los que
trasladan los camiones su pesada carga o se observa el claro oscuro que se
combinan con sus partes cromadas de la carrocería.
Conforme se va avanzando en el camino se hace más
espaciado el período breve del sunset u
hora mágica del atardecer veraniego que tiñe de rojo intenso el horizonte por
el que se va rematando el atardecer. El camino retorna a su tiempo normal por el
congestionamiento que suscitó el choque vehicular que hizo perder el inusual
candor que acompañó a los viajantes
viaje en la iniciación de la noche.
Fenómenos
atmosféricos
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