jueves, 23 de abril de 2009

El Tiempo, en el Tiempo, para el Tiempo


Del hombre se dice que, conforme va alcanzando la plenitud de los años, adquiere un conocimiento tecnológico y destrezas necesarias acorde con la actividad que está desarrollando, actualizándose, muchos de ellos, con los avances del momento; otros van quedándose en el desván del olvido. Cuando se reúne un cúmulo de conocimiento y experiencia adquiridos durante los años de trabajo, me doy cuenta que estamos en condición de transmitirlo a las nuevas generaciones siempre dispuestas a emerger en la cultura del saber, en esto aplico el dicho: “Uno enseña aprendiendo y aprende enseñando”.

En varias oportunidades de la vida he podido compartir mis experiencias periodísticas con jóvenes, teniendo el honor de formar en ellos los nuevos valores que en un futuro, cuando empiece a agotarse el fulgor de nuestras vidas, nos han de reemplazar.

Compartir estas experiencias ha sido para mí enriquecedor, ya que recibir las opiniones y críticas constructivas de estos jóvenes, ha representado un punto de equilibrio y encuentro que acorta la distancia generacional.

Hablamos todos, un mismo idioma, el cual nos permite interactuar; a la par existe el lenguaje técnico (propio de cada una de las profesiones u oficios) de difícil comprensión para aquellos que recién se están iniciando en el fascinante mundo periodístico, a diferencia de quienes nos desenvolvemos en dicha profesión. Transmitirlo resulta ser una tarea complicada aunque gratificante cuando se logra el cometido, insertarlos en el mundo del quehacer reporteril.

Las tecnologías del ayer y del hoy tienen líneas conductuales que han de ser el soporte de la tecnología del mañana; por tanto ir acorde con los nuevos avances es deber de todos, aprenderla para mantener vigente nuestro trabajo.

Recordando los inicios de la fotografía, las cámaras de cajón fueron reemplazadas por las cámaras de rollo en sus diferentes formatos y estas a su vez por las cámaras electrónicas que dieron paso a la era digital.

Esto ha dado como consecuencia que muchos términos fotográficos queden en desuso, por ejemplo:”la profundidad de campo” muchas veces usada sin saber realmente su verdadero significado.

Entendiéndose por profundidad de campo el área de nitidez comprendida por la abertura del lente de la cámara cerrado (f: 8 ó f: 11) el cual nos daba 1/3 de nitidez previo al punto enfocado y 2/3 posterior al mismo acorde con el tipo de lente y su longitud focal usado, demarcando así el área total que ha de salir enfocada en la foto resultante.

También esta quedando en desuso términos como la trilogía distancia, velocidad, diafragma, siendo reemplazados por el “auto foco” con el mando “program”. Esto requiere para el fotógrafo, mayor dedicación en componer la toma.

Cuanto darían ustedes por presenciar la magia de la fotografía, cuando uno realizaba el revelado de sus películas, interactuando el ASA, con el revelador apropiado y el tiempo determinado por el fabricante, acorde a la temperatura de la solución química; luego de un pequeño lavado, continua el proceso de fijación, periodo en el cual uno se deslumbraba al observar el negativo con los resultados obtenidos, todo esto registrado en anotaciones que uno guarda celosamente, como consulta para la posterioridad, donde se podrá entender lo que uno quiso lograr. Si uno no anota los datos de la toma y el proceso seguido en el revelado de la película, sus resultados no va a tener asidero veraz de lo que se hizo.

En el positivado del negativo, encontraremos conjuntos de trilogías en cada proceso del mismo:

Definición de la calidad del negativo (subexpuesto, normal o sobre expuesto) y la graduación del papel apropiado para ello o el empleo de un multigrado que permite obtener la graduación requerida, mediante el empleo de filtros apropiados para ello.

Acorde con el tamaño de la ampliación a trabajar, se establece la altura de la ampliadora determinar el tiempo de exposición y el diafragma a usar.

Termino con el tiempo de revelado señalado por el fabricante, la temperatura del líquido revelador y la agitación durante su proceso.

Catalogo al reportero gráfico, como “El hombre que supo captar el tiempo en el tiempo, para el tiempo” un obrero más, que puso un granito de arena dentro de su espacio generacional, que documentaron las páginas de nuestra cultura y que han de quedar grabadas como parte del legado de la historia del país.

En este blog, tratare de compartir lo aprendido y lo vivido durante todos estos años de experiencia profesional

Un fraternal abrazo César Cox.