Existen dos grandes clasificaciones de animales, los animales domesticados con los cuales uno se identifica brindándoles el cuidado debido, alimentándolos, dándole la debida protección. El otro género son los salvajes que uno se topa al cruzar las esquinas de una calle y estos te meten el carro tocándo el claxon, porque sí, porque descubrieron que su vehículo lo tiene instalado al poner bruscamente la mano sobre él, los que te responden mal sin mediar palabra al desfogar en uno su mal humor… de estos últimos no voy hablar.
Sea en casa o en la vía pública, uno a de observarlos y sigilosamente con cámara en mano, maniobrándola en busca del encuadre compositivo ideal para dicha toma; mientras voy llenando el recuadro del visor con la imagen de estos. Es allí cuando espero el gesto o la actitud ideal en su rostro o la contorción de su cuerpo para que quede graficado al obturar el aparato fotográfico. Con el mono que se encontraba sobre el hombro del organillero y usando un tele objetivo zoom lo aproximo moviendo el mando de variación del lentes que acerca la imagen sin que uno se mueva de su lugar.
El sueño del gato, nos permite componer su encuadre llenando el recuadro de la pantalla con su imagen, sabiendo darle el debido respiro (orientación de la mirada) dentro de la composición, sólo hay que saber de antemano que es lo que se desea mostrar en la Toma.
De los perros hay que cuidarse de su reacción cuando uno se aproxima y más cuando estos duermen, ya que al despertarse no se sabe de qué ánimo se encontrarán. Igual se define su ubicación dentro del recuadre del visor priorizando en que punto de oro (intersección de las rectas imaginarias que divide el visor en tercios verticales y horizontales), con respecto al respiro visual del mismo.
Lo que hay que cuidar mucho es los desplazamientos raudos de estos por el temor ante la presencia de uno dentro de su espacio habitual. Tanto la composición y el encuadre a de realizarse de manera simultánea estando atento para captar la toma.
Esta pareja de cuy machos, son muy huidizos ante el menor ruido o movimiento de aproximación de uno a su jaula. Lo mejor es tomarlo de lejos a través del lente zoom que permite variar su área compositiva respecto al encuadre, aproximando la imagen a captar dentro del visor. Solo queda evitar que la varilla con que están hechas las paredes de la jaula no se superponga sobre el ojo del cuy.
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