“Nuestra Señora de la Candelaria” o “Virgen de la
Candelaria” es una de las advocaciones marianas más antiguas de la Virgen
María, su festividad se celebra en toda la Iglesia Católica el dos de febrero y
es la segunda solemnidad mariana más reverenciada del continente americano,
después de la festividad a la Virgen de Nuestra Señora de Guadalupe de México.
La Candelaria toma su nombre de la fiesta de la Luz que tuvo su origen en el
Oriente con el nombre del “Encuentro”, extendiéndose al Occidente en el siglo
VI, en la antigua Roma, donde la procesión de las candelas formaba parte de la
fiesta de las Lupercales (que se celebraba el 15 de febrero, deriva su nombre
de lupus “lobo” e hircus “macho cabrío“. Instituida por Evandro el Arcadio en honor de Pan Liceo
también llamado Fauno Luperco). Celebración que se acopló con el tiempo a la
liturgia de la presentación de Jesús en el templo, asociada con los cirios,
antorchas llevada encendida en manos de los creyentes. Festividad conocida y celebrada
con los nombres de Presentación del Señor, la Purificación de María, la fiesta
de la Luz y la fiesta de las Candelas; todos estos nombres expresan el
significado que Cristo es la luz del mundo que es presentada por su Madre María
en el templo que nos ilumina a todos como vela o candela, de allí se deriva la
advocación por la “Virgen de la Candelaria”.
Mamacha Candelaria, es nuestra patrona de Puno que
está relacionada con la Pachamama (el culto a la tierra), lago Titicaca, las
minas; ella simboliza pureza y fertilidad. Su festividad dura 18 días en los cuales hombres y mujeres
de todas las edades y condición social no cesan de bailar para la Virgen en
gratitud a todas las ayudas recibidas. En esta fiesta la ciudad entera se congrega en un mar humano, emplazando a más de
150 conjuntos danzantes de las comunidades autóctonas que con coloridas danzas místicas
rinden honor a la Virgen de la Candelaria mientras recorren las principales
calles de Puno, representando así la más grande e importante manifestación
artística-cultural del Perú, propia de su cultura, Quechua-Aymara, de nuestro altiplano
andino. Festividad que presentan momentos de: ensayo, novena, alba de fiesta,
entrada de cirios, entrada de kapos, víspera, 2 de febrero, octava, veneración,
cacharpari. Motivo por el cual el dos de setiembre del 2003 el Instituto
Nacional de Cultura, proclamó a la festividad de la Virgen de la Candelaria
como Patrimonio Cultural del Perú.
En la ciudad de Lima, previo a la convocatoria de su
fecha central se realizan presentaciones
artísticas por residentes puneños en la capital con sus trajes alegóricos a la usanza
de su tierra natal bailan sus ritmos folklóricos, invitando a que visiten Puno
y puedan apreciar en toda su esplendor esta celebración andina.
Diablada Puneña
Baile que data de la época virreinal, con gran
despliegue coreográfico representando la lucha del bien y el mal, en la que
exhibe elementos de su religiosidad autóctona-cristiana. En 1577 los jesuitas
se establecieron en Juli, Puno. En una carta del padre Diego González Holguín a
su superior, indicaba que enseñaron a los nativos del lugar (Aymaras) el
canto-danza referido a los siete pecados capitales y de cómo los ángeles vencen
a los demonios en su afán de cristianizar a los habitantes de la zona a través
del auto sacramental.
También se afirma que la diablada puneña tiene su
origen en la danza del Anchanchu. En lengua aymara Alaipacha es el reino superior de Luz y
bondad, Manqapacha el reino de la oscuridad y maldad; y Akapacha es el reino
habitado por los aymaras. En el Marqapacha vive anchanchus (humano pequeño con
nariz de cerdo y cuerno de becerro), maligno dueño de las minas, a quien se le
tiene que pedir permiso para trabajar en ella.
A raíz de una leyenda popular en 1675, cerca de la
mina Laikakota, a una legua de la ciudad, el español José Salcedo mandó
destruir la casa de los mineros, hecho que desistió al ver a la Virgen María
luchar contra el diablillo de la mina. Dado el fuego observado en la mina nace
el culto a la Virgen de la Candelaria.
Dicha presentación tuvo grandes cambios desde sus
orígenes. El caporal o diablo lleva una máscara de oro (Q´ori Anchanchu) o
plata (Q´olqe Anchanchu) cubierto de serpientes, orejas con forma de sapo,
colmillos en los labios y grandes cuernos. Eran construidos de yeso y luego en
latón, influenciados con elementos nativos de las culturas Sechín, Nazca, Mochica
a las que se le agregaron dragones como clara influencia asiática.
El ángel (Puli en aymara) de esta danza, lo hacen en
el Chatripuli, con alas, faldón y espada. En ella participan animales feroces
en un ritual donde cielo y tierra se aproximan hasta tocarse y confundirse en
unísona visión mágica.
Saya
Danza milenaria del siglo XVIII basada en el traslado
y comercio de esclavos africanos hacia América Latina, inicialmente llevados
para trabar en actividades mineras pero la altitud y el frio los mermaron, devolviéndolos
a la costa para las faenas agrícolas. Entre ellos el patrón escogía a los más
fieles para que sean los caporales, los cuales con látigo en mano maltrataban a
los suyos en su afán de servir y quedar bien con su amo.
De vestimenta muy original tanto en varones como en
damas; el traje de estas ultima consta de minipollera, calzado color brillante
que hace juego con su atuendo, blusa de manga corta y su sombrerito borsalino
de copa baja. El ropaje de los hombres o Caporales, consta de sobrero de ala
ancha, camisa holgada y bordada, faja o cinturón ancho, pantalón, botas y
látigo. La diferencia con el Achachi (amo o señor de tierras y esclavos), porta
un látigo más grande y la máscara que denota desprecio por el esclavo. Esta
expresión artística está caracterizada con movimientos cadenciosos y sensuales
de sus mujeres, contrastados por los saltos ágiles de los jóvenes que entonan
sus voces al ritmo de sentidas coplas. Las mujeres forman dos filas y son las
que ejecutan la coreografía.
Saya
Tinkus
Palabra quechua que significa “encuentro, unión,
equilibrio” y en aymara “ataque físico”. Tinkus nombre dado a las peleas ritual-ceremonial
que mezcla costumbre, filosofía y religión de los pueblos originarios para su
devoción mística. Entre los combatientes se destaca los “Warakkaku” y “Makhanakus”,
según dice la leyenda uno de ellos ha de ser vencido y debe derramar su sangre
como sacrificio a la Pachamama (Madre Tierra) para que ese año sus cosechas sean
abundantes.
Rito ceremonial entre comunidades que se enfrentan
entre varones y mujeres “Imilla wawas” (mujeres solteras) de ambas comunidades
correspondiendo a un ordenamiento social establecido. Enfrentamiento hecho rito
que une en lugar de desunir en el de dos elemento venidos de dos direcciones
diferentes: Tincuthaptatha se encuentran los que van y los que vienen por el
camino que no buscan aplastar o derrotar al otro, sino la vida bajo el ámbito de
la fecundidad.
Originariamente lo bailaban a los compas de
instrumentos de cuerdas como el “charango”, en ritmo “quinsatemple” y cánticos
entonados por las señoritas acompasados por los danzantes que entonan huaynos
tradicionales.
Morenada
Los Varones portan camisa y pantalón blanco, pañuelo
anudado al cuello, chaqueta de amplias hombreras bordadas, faldones y
abalorios, casco emplumado, peluca exuberante y máscara con característica negroide.
Portan matracas y silbatos que hacen sonar intermitentemente en curso de su
desplazamiento que es un remedo del negro esclavizado.
Las mujeres visten faldas pequeñas, blusa con
adornos en los hombros, sombrero de cono pequeño y botas.
Sikuris