La ciudad de Iquitos, capital de la provincia de Maynas, departamento de Loreto, se encuentra circundada por el río Itaya al este y por el oeste discurre el río Nanay, ambos ríos han de confluir en la parte noreste, de esta ciudad, en el río Amazonas demarcándose así tres de sus límites naturales que conforman esta metrópoli amazónica.
Sobre las riberas del rió Itaya, se hallan asentados pequeños caseríos de gente pujante que coexisten en dicha habitad para forjarse día a día un futuro más provisorio.
Sobre las riberas del rió Itaya, se hallan asentados pequeños caseríos de gente pujante que coexisten en dicha habitad para forjarse día a día un futuro más provisorio.
La lectura que ofrece el paisaje por el que se transita me obliga a desentrañar lo señalado entre el ver y el mirar, lo cual ha de proveerme de los elementos necesarios con los cuales he de editar la toma bajo el análisis mediático y raudo de la composición a captar, todo ello en un tiempo tan efímero que difiere entre el llegar al punto previsto de la toma y la agudeza visual que uno viene desarrollando a través del trabajo reporteril.
Salvando obstáculos previstos que intervienen en la toma fotográfica, al fluirme vertiginosamente en deslizador sobre las calmadas y turbias aguas del río Itaya, el calcular la exposición correcta para evitar que esta salga sobre expuesta y el anticiparme en el encuadre compositivo que capte lo deseado en el instante preciso en que se requiera.
Río abajo observo las típicas casas balsas que pululan confusamente sobre su ribera, las que dan forma a la zona baja de Belén, donde se suscita el intercambio comercial dentro de un populoso mercado flotante que comprende este conglomerado urbano al cual acuden en frágiles y precarias canoas los pobladores de los caseríos y comunidades nativas que habitan río arriba para luego transportar, a través de este medio, los alimentos requeridos en sus comunidades.
La fragilidad de estas canoas se observa cuando capotean el oleaje dejado por la estela en su desplazamiento por el paso raudo del deslizador sobre las placidas aguas del río Itaya.
Sobre la quietud de sus aguas turbias emergen pequeños peces que han de buscar su sustento sobre la superficie de las mismas.
Se comenta que los habitantes de la Amazonía son infieles… lo que pasa es que se concientizan con el arrullador estribillo del motor en su canoa, el cual los incita en todo el trayecto… peque, peque, peque, peque, peque y cuando llegan a su destino… pecan.
Próximo a la desembocadura del Amazonas se aprecia el paisaje imponente de la metrópolis de Iquitos bajo un cielo majestuoso de inmensas nubes amórficas.
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