Del antiguo esplendor de nuestra Lima de antaño solo quedan empobrecidas y bicentenarias casonas coloniales que gracias a los materiales empleados y a la maestría de la técnica usada en su edificación, hoy son mudos testimonios de la tenacidad y resistencia por no doblegarse ante los embates de la naturaleza y el cruel castigo al que han sido sometidos por la indiferencia generacional de sus propietarios, inquilinos y autoridades que poco o nada han hecho por devolverle su prestancia ante los costos que representa su remodelación.
Esta casona colonial de tres pisos conocida como El Buque por la forma de su construcción es considerada como el primer conjunto habitacional del siglo XIX en Lima, inclusive de América Latina, donde el primer piso estaba dedicado al comercio, el segundo y tercero a vivienda. Ubicada entre los jirones Cangallo y Junín en los Barrios Altos, Lima y al igual que muchas construcciones de la época, permanece en un estado deprimente que demuestra lo mucho que hay que hacer por nuestro Centro Histórico.
Despojadas de todo signo de opulencia y glamour de sus inicio, hoy nos deja ver sus esqueléticas escaleras que perdieron su mármol y que el fragor de los años han carcomido y vienen carcomiendo la nobleza de sus maderos que aun dejan el transitar por sus endebles e improvisados peldaños.
Aún circunda en su segundo piso las barandas talladas en madera que caracterizó su estilo arquitectónico, enmarca los pasadizos que nos conducen a los precarios inmuebles, por gastados pisos que soportan el tránsito para conducirnos a los pasadizos internos.
En sus muros aflora el fétido olor de humedad y hongo que han debilitado su revestimiento a consecuencia del colapso de sus antiguas cañerías, dejando ver la composición de los mismos y en algunos caso los maltrechos resanes ejecutados por sus modestos inquilinos.
Del tercer piso solo están las paredes sin techo que los hace inhabitable, poniendo en riesgo los pisos inferiores.
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