La variedad de luces con que cuentan los locales públicos ofrecen una buena oportunidad de sacar el máximo provecho a una serie de planteamientos fotográficos que se dan en estos momentos, aprovechando el claro oscuro de los volúmenes arquitectónico o simplemente la distribución entre sus elementos, con la que puedo narrar la experiencia vivida in situ mediante un improvisado reporte que está en uno graficarlo.
La madrugada del 23 de setiembre, a causa del mal tiempo en la ruta aérea Lima-Tacna, se canceló el vuelo proveniente de la capital peruana, causando malestar entre los pasajeros pre-chequeados para el vuelo de retorno. La aerolínea se amparó en que “por factores climatológicos” no reconocía daños ni perjuicios a los pasajeros, y dio la opción de reprogramar el retorno, acorde con el cupo en los vuelos previstos para la madrugada o la noche del día siguiente.
Siendo uno de los primeros en llegar a la instalación aeroportuaria de Tacna, tuve el tiempo de registrar la quietud en sus instalaciones que han quedado listos para el recibo de los pasajeros. Incluso realizo ensayos compositivos de sus espacios físicos.
Siendo la indicación el permanecer sentados a espera del término de las maniobras del parqueo del avión y a espera de la indicación del personal de abordo para el descenso del aparato, pero la mayoría hizo caso omiso de las indicaciones dadas, abandonando los asientos. Incluso muchos toman sus pertenencias que sacaron del compartimiento superior de equipaje de mano, obstruyendo el pasadizo interno de la cabina. En el caleteo por la pista auxiliar rumbo a la zona anexa de parqueo, veo despejado los espigones de embarque en el sector “vuelos nacionales”, optando la aerolínea, por ahorrar un costo, nos conducen al parqueo anexo a la rampa del terminal aéreo, donde se requiere el uso de dos autobuses plegados que estuvieron a la espera de la indicación del piloto para su posterior aproximación a la nave que han de transportar a los 120 pasajeros que arribaron a Lima.
La incomodidad se hizo notar en el interior de la unidad motorizada, donde fuimos tratados como sardina enlatada por lo reducido del espacio ante el desordenado ingreso de los pasajeros, que con equipaje en manos buscan un punto de apoyo para evitar caer cuando la el vehículo se desplaza a la sala de llegada, quedando atrás la comodidad de la aeronave. Esa final incomodidad me recordó los apretujones en las combis del malogrado transporte público limeño.
Cámara en mano, desciendo rápido y logro captar con baja velocidad el movimiento de salida de los pasajeros alumbrados por potentes reflectores de Vapor de sodio a alta presión (SAP), en la zona de desembarque a donde nos transportó el ómnibus plegado.
Grafico la zona donde salen las maletas tratando de reflejar la actitud de los pasajeros durante el recojo de sus pertenencia de la rotonda.
Retirado el equipaje, quedan dos opciones:
Los pasajeros de transito que han de tomar su vuelo en las primeras horas del día siguiente, descansan sobre el piso de un ambiente próximo a la zona de embarque, para poder viajar primer vuelo que los ha de llevar a su próximo destino.
Y los que salimos del terminal aéreo a esperar tomar la movilidad que ha de llevarnos de vuelta a casa.
La Noche
http://cesarcoxb.blogspot.com/2011/05/la-noche-estudio.html
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