Edificado en el Siglo XVIII durante los mandatos de los virreyes José Antonio Manso de Velasco y Manuel de Amat y Juniet como fortín militar en defensa del puerto del Callao, de donde se transportaron las riquezas de la época a España, que motivo la incursión de navíos piratas y corsarios.
Es la obra de arquitectura militar más grande que construyeron los españoles en América. De estilo Vauban (principal ingeniero militar de su tiempo en el diseño de fortificaciones). Ocupa un área de 70 000 m² de forma pentagonal irregular con cinco baluarte (cuerpo principal situado en las esquinas de los “muros de cortina”, como punto fuerte de la defensa contra el asalto de tropas enemigas) bautizados con los nombres de «El Rey», «La Reina», «San Felipe», «San Carlos» y «San José».
Fue conocido como Real Fernando, en honor al soberano Fernando VI, posteriormente se le dio el nombre del fallecido rey Felipe V de la Casa de Borbón en 1746. Al llegar don José de San Martín lo renombrada como el «Castillo de la Independencia» y en 1925 retomar a su nombre original «Fortaleza del Real Felipe».
El 28 de octubre 1746, se produjo un terremoto con maremoto de grado XI en la escala de Mercalli, que destruyó gran parte del Callao. El 29 de diciembre del mismo año la Junta de Guerra aprobó el diseño presentado por el matemático y arquitecto francés Luis Godin, dejando a un lado los proyectos pertenecientes a los ingenieros José Amich y Juan Francisco Toesa. El 21 de enero de 1747 iniciaron los trabajos con el cavado de las zanjas y el 1 de agosto de aquel entonces colocaron la primera piedra. La edificación finalizó durante el mandato del virrey Manuel de Amat y Juniet en 1774.
Torreón del Rey
El «Torreón del Rey» ubicado en el baluarte del mismo nombre. Cuenta con tres niveles, dos de los cuales son plataformas con cañones; la primera con veinticuatro de fierro, y la segunda con ocho de bronce. Su interior era un búnker con laberintos que poseía todo lo adecuado para resistir cualquier ataque. Un puente levadizo completaba la seguridad pues era el único acceso que poseía cada torreón. Al igual que el torreón de la Reina, el del Rey fue modificado durante la guerra del Pacífico, reemplazando los niveles superiores por dos plataformas para cañones giratorios.
El «Torreón de la Reina», ubicado en el baluarte homónimo, equipado con depósitos de municiones, provisiones y un pozo con agua. Posee un calabozo semicircular para los detenidos. Inicialmente el torreón contaba con dos niveles con plataformas de cañones, modificándolo en la guerra con Chile, eliminando su nivel superior donde apostaron cuatro plataformas para cañones giratorios Vavaseaur, uno de los cuales aún existe en el museo.
Ambos torreones eran considerados como dos fortalezas dentro de la misma, pues si el recinto principal era ocupado por los invasores se levantaban los puentes, que eran el único acceso a los torreones, permitiéndoles aislarse del exterior para continuar la lucha desde allí.
Fue cinco veces sitiada y jamás vencida gracias a sus muros de 4 metros de altura con un perímetro externo de 1,580 metros donde situaron los 188 cañones de bronce y 124 de fierro y su perímetro era protegido por una fosa de agua de 16 metros de ancho por dos y medio de profundidad. El verdadero bautizo de fuego fue el 20 de enero de 1816, cuando las fuerzas españolas rechazaron la ofensiva de los barcos Hércules y Halcón, enviados por el gobierno de Buenos Aires, la cual fuera repelida.
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