Hay instancias en la vida en que participar en un concurso permite tantearnos con los demás participantes sometidos a un mismo proceso evaluativo que mida el intelecto técnico profesional de cada uno en función del cumplimiento o no de lo exigido, en las bases del certamen, para una posterior selección entre los mejores encargos.
El pasado 01 de abril, decenas de jóvenes artistas participaron desde tempranas horas en el concurso de pintura “El Congreso abre sus puertas”, a través del cual captaron sus impresiones de diversos ambientes y aspectos del Palacio Legislativo.
Importante es graficar el momento inicial en que el artista enfrentado al lienzo en blanco empieza a plasmar su visión conceptualizada esbozando los primeros trazos que le servirán de base a su idea.
Otros manchan el lienzo sumando tono, color y forma esperando le conduzcan al resultado final del cuadro.
De forma ordenada y silenciosa, ocupan su espacio en el lugar de su elección que le servirá, a su vez, de referencia (ángulo) a su obra.
Conforme transcurre el tiempo, va tomando forma lo visualizado por el artista que trabaja los detalles que sellarán su técnica, valiéndose de delicados trazos diestramente proyectados aunados a ligeras pinceladas que realzarán su obra.
Unos se toman su tiempo para destensar la mano, o tomar aliento para luego retomar el trabajo, o esperar que seque el color base para aplicar la siguiente capa de color.
Avanzada la tarde vemos obras terminadas a espera del secado para su entrega posterior y obtener el veredicto final de este concurso.
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