Toda actividad humana resulta fotografiable desde el punto de vista conceptual de la misma. Aprovechó la luz ambiental del auditorio donde acontecen los hechos (mirar las tomas) sin alterar la escenografía lumínica; así me valgo del claroscuro para destacar los rasgos propios de los rostros de las personas presentes (véase las sombras en los rostros).
El empleo del tele objetivo o un lente zoom (objetivo de distancia focal móvil en el que se puede variar a voluntad la distancia focal y en consecuencia el ángulo de visión), permite mantener a distancia el personaje a fotografiar, el cual no percibe que está siendo fotografiado manteniéndose inmerso en su concentración, dándome la espontaneidad en la toma y que al operar el mecanismo del zoom en el lente, nos acercara o alejara cambiando el encuadre concebido sin necesidad de movernos de nuestra lugar.
Estar prevenido con el dedo en el obturador y activarlo en el instante preciso sincronizado el detalle previsto (gestos, ademanes, etc.) en nuestro personaje con el encuadre trabajado en su composición. Así evitamos las tomas desfasadas de lo concebido visualmente.
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