Bien se dice “Que para conocer y querer al Perú hay que recorrerlo a través de sus carreteras”. Esta nota la empiezo después de haber viajado parte de la tarde y toda la noche, por un lapso de doce horas, en el tramo comprendido entre Lima y Chiclayo (el norte costeño de nuestro terruño). Llegando a esta ciudad cuando se visualiza el alba (05:23:22,4 am) y mientras reabastecíamos de combustible, apreciaba como se desdibuja en su horizonte los sutiles rayos solares que nos insinúa el amanecer. Con cámara en mano, consciente de los cambiantes matices del alba, arescostado en un poste lejos de cualquier alumbrado público que pueda contaminar estas tonalidades, obturo la cámara fotográfica a V/1seg, con lo cual logro registrarlo con una claridad inusual.
Empieza a coronarse el sol por la sima de los montes, en cambiante coloración de su cielo, que hace más difícil la exposición precisa en la toma. El agotamiento por la mala noche, al estar de copiloto, me adormita mientras se continua el recorrido rumbo a la ciudad de Olmos, a dos horas de Chiclayo, para tomar el desvió que nos llevara a la ciudad de Jaén.
Mientras se espera a las otras movilidades, aprovecho en graficar la belleza de estos algarrobos al pie de la carretera, que conforman los bosques de algarrobo norteño.
Conforme se va adentrando en la ruta, el paisaje va cambiando, apreciando los caseríos que pueblan el monte, atenuada por la bruma del amanecer que refresca a estas cálidas tierras.
El camino se va estrechando conforme trasmontamos los primeros cerros que encajona la quebrada ante la saliente de sus cumbres, constituyéndose en una muralla natural, que retienen el paso de la humedad que proviene de la costa, estableciéndose así los bosques húmedos de donde la bruma encubre el colorido paisaje.
Traspasando la cordillera occidental, la geografía ha cambiado, ensancharse el valle por donde discurren el río Huancabamba que irriga los campos arroceros enclavada en ambas laderas del valle, mientras se continua el serpenteante asenso de la carretera que recorre los abruptos declives de los cerros.
Transcurre el tiempo de viaje, se visualiza las escarpadas laderas de la cordillera orientales, que hemos de ascender para poder para llegar a la ciudad de Jaén.
Al otro lado de la Cordillera, puede apreciarse el huayco que discurrió por la quebrada al pie de un caserío con vista al valle.
Conforme se va dejando atrás la cordillera la quebrada se va ampliando apareciendo las llanuras cultivadas en el cálido clima de Jaén.
Se viene dando el debido mantenimiento de la carretera asfaltada por el concesionario de dicha ruta, cambiando y rehaciendo los tramos afectados, quedando operativo para el tránsito automotor de la zona.
Vista del Río Chuquimayo (actual Río Chinchipe) y vista nocturna de su Catedral moderna construcción de la Catedral, que posee muestras de arte pictórico y escultórico como el misterioso Cristo de Huamantanga, patrón de la zona, la imagen de la Virgen del Rosario, obra clásica de la escultura que llegó con los primeros españoles.
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