Las Pallas
Danza del periodo Incaico con que se solemniza las celebraciones en las Festividades Religiosas. Las “Pallas”, su nombre evoca a las doncellas que durante el incanato, fueran elegidas para servir en el culto al dios Sol (el “Inti”) y al Inca. Están presentes en la representación más importante, las festividades a la Virgen del Carmen, Patrona del distrito de Llata, provincia de Huamalíes, departamento de Huánuco. La misma que se iniciase con dos días anteriores al día central, bajo denominación de la “antevíspera”, la “víspera” y el “día central”.
La Antevíspera.-
De baile delicado, bien acompasado, de paso lento, con desplazamiento formando un ocho; lo preside el ruku, su anciano guardián. Acompañan a las doncellas el “Apu” que representaba al soberano gobernante del imperio incaico, entonando canticos líricos, melancólicos seguidos de estribillos largos con tono agudo, mientras recorre las céntricas calles del pueblo, al término de la misa, pasando a visitar al mayordomo de esta celebración.
Las Pallas, de elegante vestir, con sombreros finos y rostro cubierto con mantillas de encaje que recubre su pecho; collares de perla penden de su cuello que lo encubre con un pañolón de seda bordada. Viste blusa blanca, falda negra, medias y zapato de taco alto. El Ruku usa un sombrero, vistiendo camisa negra, corbata, pantalón oscuro y zapatos. El “apu” lleva puesto sombrero negro, poncho, camisa, corbata, chaleco, pantalón oscuro y zapatos de gala.
La Víspera.-
Para este día, el Ruku decora su cabellera acicaladandola de cintas multicolor, viste de camisa oscura, chaleco bordado, pantalón oscuro y zapatos, llevando un manto polícromo formando una banda que pasa por su cuello; en la mano sostiene una honda tejida llamada “caqui”. El “Apu” se engalana como un soberano, llevando una corona, lo cubre una capa larga la cual está bordada y lleva puesto un pantalón oscuro de talle largo; en su mano sostiene un cetro encadenado del cual cuelga una pequeña esfera amarilla que simboliza ser el máximo soberano en la tierra. Las “pallas” decoran el peinado de su cabellera con bellas peinetas multiformes adornadas con flores y cintas anchas que llegan hasta su cintura, visten blusa bordada y pende de su cuello collares con metales de oro y plata (nótese la calidad del bordado en las faldas además de los zapatos de tacón). La guía posee un bastón decorado con flores y cintas.
Realizan la presentación en el frontis de la capilla de la Virgen del Carmen en ameno baile con todos los concurrentes a la festividad del tradicional “armacuy” o arreglo del anda de la Virgen del Carmen previo al recorrido procesional de su capilla en dirección a la iglesia matriz, donde han de quedarse acompañándola, seguido del baile de verbena.
Día Central.-
Las Pallas vestidas con sus mejores trajes de gala, finamente confeccionados, de color entero; el cabello lo llevan recogido con bincha y peineta que decoran con cintas y flores, van ataviadas de aretes, collares y gargantillas, con pulseras y anillos en ambas manos que portan sendos pañuelos de color y elegantes zapatos. El Ruku decora su cabeza con peluca nueva adornada de cintas de color, chaleco bordado, pantalón blanco, una fina manta con los colores del arco iris. El Apu (soberano inca) con corona dorada, capa larga con pechera decorada de finos bordados. Para la ocasión cubre su rostro con una máscara de gesto expresivo con una fina malla de alambre. El fondo musical, al son de arpa y violín, destaca la recollada, de un menudo y alegre zapateo rítmico hacia adelante y atrás que finalizar con un huayno entre los asistente a la festividad.
RuKus
El 20 de febrero del 2012 se público en la sección de Normas Legales del diario Oficial El Peruano, la Resolución Viceministerial N° 007-2012-VCPCIC-MC – Declaran Patrimonio Cultural de la Nación a la danza Rukus de Canchapampa, distrito de Llata, provincia de Huamalíes, departamento de Huánuco.
“El Artículo 21° de la Constitución Política del Perú señala que es función del Estado la protección del Patrimonio Cultural de la Nación.”
“El número 2 del Artículo 1° de la ley n° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, establece que integran el Patrimonio Cultural de la Nación las creaciones de una comunidad cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unilateral o grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad, como expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos originales, el saber y conocimientos tradicionales, ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos, los conocimientos colectivos de los pueblos y otras expresiones o manifestaciones culturales que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural como país.”
La población de Canchapampa manifiesta que el Ruku está asociado a un animal de las alturas, la comadreja de montaña (waywash en Huánuco). El ruku lleva como parte del vestuario una piel de la comadreja. Consideran que este animal le confiere al ruku sus habilidades: agilidad, rapidez, dominio del cuerpo para moverse por espacios muy reducidos y la capacidad de hipnotizar a sus presas. De este modo, el ruku sería un servidor del cerro, intermediario entre la dimensión divina de estos espacios de los cuales desciende y el mundo humano. El ruku lleva también, suspendido en el pecho, una pequeña muñeca a la que llama willka (nieta), la cual usa para bromear con el público, en voz de falsete, ofreciéndola en matrimonio. De este modo, el ruku expresa también su identidad de abuelo o ancestro del pueblo.
En la danza Rukus, se representa a estos personajes en una representación burlesca de una corrida de toros. Un toro salvaje (interpretado a su vez por una persona) es capturado y sacado de su hábitat natural en las alturas por un grupo de rukus encabezados por un personaje llamado repuntero, quien sería “dueño” del ganado. Luego de una serie de danzas, se realiza la corrida; el toro se resiste embistiendo a sus captores y, tras “matar” al repuntero, se declara terminada la corrida. El aspecto ritual de esta costumbre aparece desde el pago ritual a los dioses de las montañas hasta la presentación del cuerpo de baile ante las autoridades locales.
El aspecto del ruku de Canchapampa es más formal; viste saco y pantalón azul con camisa blanca los días previos a la fiesta, y luce un pantalón blanco el día central de la fiesta. Lleva la espada en una manta de color blanco o azulina, polainas de tela con franjas verticales blanco y rojo, y cascabeles de bronce en las pantorrillas. También llevan al pecho, en bandolera, una cinta con los colores patrios; la característica peluca llamada accha (“despeinado”), hecha con cola de buey o caballo, parcialmente blanca a modo de canas, fijada sobre un gorro de tela o lana y adornada con cintas multicolores. Como ancianos, portan un bastón de madera de lloqe (árbol, especie nativa) y en su papel de pastor llevan un rollo de soguilla cruzada al pecho que usarán para lazar y conducir al toro. Otro rasgo visual característico es su postura de anciano, ligeramente encorvado, con las piernas abiertas y las rodillas levemente dobladas, sosteniéndose con el bastón en la mano derecha y la mano izquierda va en la cintura. La danza misma, con sus diversos pasos y los momentos más humorísticos como la corrida, se hace con gran fuerza y algarabía.
Está el músico de caja y flauta que acompaña la danza anunciando los momentos de ésta con una secuencia de tonadas, esta danza sigue cinco etapas. En el discurso mítico andino, los dioses de las alturas son considerados dueños de las plantas y animales no domesticados de esos espacios. Se tendrá, por tanto, que pedir permiso para tomar un animal de altura para la corrida. Este permiso se solicita al hirka (señor del cerro y dueño de los animales silvestres) ofreciendo bebida, hoja de coca, dulces y especies silvestres de la puna.
Esta danza se representa tradicionalmente el 26 de julio como parte de celebración de las Fiestas Patrias de Canchapampa, y es interpretada por todos los miembros activos de la comunidad que la consideran a ésta como una danza ganadera. Esta danza, que se inicia con una ofrenda ritual a los hirkas y termina con la entrega del toro a una autoridad del mundo social humano, estableciéndose un vaso comunicante entre el mundo de los dioses de las alturas y la organización social de la población humana, esta manifestación es notable como expresión de una cosmovisión que se ha mantenido con las variaciones de rigor, advirtiéndose que sobre la secuencia de hechos y elementos de origen prehispánico se han superpuesto elementos de la cultura mestiza con son el toro, la corrida de toro y el ganado, brindando de esta un valioso testimonio histórico de mestizaje y sincretismo.