miércoles, 1 de abril de 2015

Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso

Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso: el bicentenario de un romántico patriota.

Fusilado por las huestes realistas, hace 200 años el Perú perdió a un poeta de verdad, pero lo que no murió con él fue su ejemplo de patriota y su legado poético. La poesía amorosa lo consagró en la tradición literaria peruana.

Nació en el departamento de Arequipa, hijo legítimo de Juan de Dios Melgar Sanabria y Andrea Valdivieso Gallegos, no habiéndose determinado si nació el 8 de agosto (día de San Mariano) ó el 10 de agosto (día de San Lorenzo) de 1790. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que fue bautizado el día 12 de agosto de ese año en la catedral de Arequipa, por el párroco Matías Banda.

Se dice que a los tres años ya sabía leer y escribir. Su hermano José Fabio Melgar afirmaba que a los ocho años dominaba tan bien el latín a tal punto que lo enseñaba a sus compañeros de estudio. Otros afirman que antes de cumplir los diez años ya dominaba el inglés y el francés.

Su padre, que andaba en apuros económicos, solicitó que le concedieran a su hijo la capellanía eclesiástica establecida en una viña del Pago de Guarango en el valle de Majes, que contaba con una renta de 4.000 pesos. El deán y el cabildo eclesiástico de Arequipa accedieron a dicha solicitud, y así, Mariano fue nombrado Capellán propietario cuando apenas tenía seis años. Como requisito para hacer efectiva la posesión de la capellanía, el 2 de marzo de 1798, antes de cumplir los ocho años, Mariano recibió la prima tonsura de manos del obispo Pedro José Chávez de la Rosa y vistió el hábito clerical.

El 19 de setiembre de 1807, Mariano aprobó el examen de ingreso al Seminario Conciliar de San Jerónimo, para estudiar Filosofía y Teología.

El 21 de septiembre de 1810, recibió las órdenes menores, de manos del obispo Luis Gonzaga de la Encina y Perla, sucesor de monseñor La Rosa. En 1812, por razones amorosas, abandonó la carrera eclesiástica y viajó a Lima para estudiar leyes.

Su primer amor fue Melissa (cuyo verdadero nombre era Manuelita Paredes, hija del Tesorero Fiscal de Arequipa), pasión que pronto se truncaría. Luego se enamoró con pasión de su prima en segundo grado, María Santos Corrales, mejor conocida como Silvia. Esta tormentosa pasión fue la que empujó a Melgar a abandonar la carrera eclesiástica. Sus padres decidieron entonces enviarlo a Lima, para que estudiara leyes.

Con ocasión de la elección del cabildo constituyente en Arequipa, el 9 de diciembre de 1812, escribió por encargo una oda, que sería posteriormente conocida como “Oda a la libertad”. Su estancia en Lima coincidió con la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 y los festejos realizados en homenaje a José Baquíjano y Carrillo por haber sido designado consejero de Estado. Dedicó entonces a este personaje una “Oda al Conde de Vista Florida”, donde expone el sentimiento de la mancomunidad hispanoamericana.

De regreso a Arequipa, en marzo de 1814, sufrió la indiferencia de Silvia. Al aparecer, la actitud de Silvia obedecía al deseo de sus padres (de ella), que por algún motivo rechazaban al poeta. Todo su drama amoroso lo concentró entonces Melgar en su conocida "Carta a Silvia", en la que expresa en 522 versos cómo conoció el amor y el dolor, hasta la aparición y pérdida de su amada. Siendo, además, el amor de Silvia una forma de su amor a la Patria.


"(...) por Silvia amo a mi Patria con esmero y por mi Patria amada a Silvia quiero".




Para olvidar a Silvia, se dedicó a leer y traducir a Ovidio, además de consagrarse al trabajo de campo en el valle de Majes (al oeste de Arequipa. Su cercanía con los trabajadores agrícolas, le pone a la escucha de las variantes mestizas del antiguo harawi o canto quechua, que adopta para componer sus más célebres composiciones de carácter sentimental: los yaravíes.


En agosto de 1814 estalló la rebelión del Cuzco bajo la dirección de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua.




En noviembre de ese año, Melgar, que se hallaba en Majes, se dirigió a Chuquibamba  para enrolarse a las tropas patriotas que se unían al ejército de Pumacahua, quien avanzaba desde el Cuzco para capturar Arequipa. Dada su preparación intelectual fue nombrado auditor de guerra. La campaña resultó inicialmente exitosa para los patriotas, que obtuvieron la victoria de la Apacheta y ocuparon Arequipa. Sin embargo, poco después, la reacción realista los obligó a abandonar la ciudad blanca y dirigirse hacia Puno.




El 28 de febrero de 1815, el jefe patriota Vicente Angulo firmó en Ayaviri una oferta de paz dirigida al general realista Juan Ramírez Orozco, documento que se supone fue escrito por Melgar.


El 11 de marzo del mismo año, se libró la batalla de Umachiri, entre las fuerzas patriotas y las realistas, en la actual provincia de Melgar del departamento de Puno. Melgar resistió valerosamente en la dirección de artillería, pero consumada la derrota de los patriotas, fue persuadido a que huyera y le proporcionaron un caballo. Sin embargo, fue finalmente capturado por los realistas, y de manera rápida, se constituyó un tribunal improvisado en el mismo campo de batalla, siendo juzgado sumariamente y condenado a muerte.











A la mañana siguiente (12 de marzo), Melgar fue fusilado. Se dice que cuando el jefe del pelotón pretendió ponerle una venda sobre los ojos, Melgar la rechazó diciendo: “Póngansela ustedes que son los engañados porque América será libre antes de diez años”. Su profecía habría de cumplirse pues en 1824 la libertad de América se sellaría en los campos de Junín y Ayacucho.





El 16 de setiembre de 1833, los restos de Melgar fueron trasladados a Arequipa y al día siguiente fueron enterrados en el recién inaugurado cementerio de la Apacheta.


El 2 de julio de 1964, en reconocimiento por su actuación en las primeras batallas por la independencia, el gobierno del Perú reconoció oficialmente a Mariano Melgar como uno de los primeros patriotas y soldados del país.

Muerto a la temprana edad de 24 años, Melgar no dejó una obra sólida y orgánica. En lo poco que dejó, sin embargo, se puede ver nítidamente su talento y su pasión.

A Melgar se le conoce como el “poeta de los yaravíes”. El yaraví se caracteriza por ser de verso libre y de métrica corta, muy especialmente de cinco sílabas (similar a la métrica quechua).


Escenificación del Sacrificio Patriótico de Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso a cargo del Fuero Militar Policial. 





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