Casona de San Marcos, la Capilla de Nuestra Señora
de Loreto
Entre los patios de Letras y el de Jazmines se
encuentra la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, Salón de Grados o Capilla de
los Jesuitas. El techo abovedado de este gran salón de estilo barroco y rococó,
está profusamente decorado con imágenes y bellas alegorías a la Virgen María.
Fue realizada años después del terremoto de 1746 por los alumnos de la Escuela
de Bellas Artes del Centro de Estudios ya que antes estuvo aquí la capilla
interior del noviciado jesuita. La bóveda conserva solo seis y una pequeña
fracción de sus nueve tramos originales. Tras la expulsión de los jesuitas en
1767, esta sufrió una serie de modificaciones recortándose lamentablemente los
cuadros donde estaban representados San Ignacio de Loyola y San Ignacio de
Abad.
Mirando vemos el sétimo
recuadro dedicado a Santa Gertrudis, la Magna. Ella aparece escribiendo y
también se ve un crucifijo. Hay un pequeño pergamino junto al libro con un
mensaje en latín que dice: “Embajadora de la piedad divina”. De su corazón
brotan rayos de fuego y en el lado izquierdo se muestra un manojo de llaves,
además de un báculo que es uno de sus atributos y además símbolo de su cargo de
abadesa También se ve un reloj de arena, símbolo del tiempo, una pequeña campanilla
y un látigo. Sobre su cabeza hay tres angelitos que parecen unirle una palabra
en latín: desponsabo (promesa de matrimonio). Santa Gertrudis también conocida
como Gertrudis la Grande o Gertrudis Magna, fue una monja benedictina y
escritora mística nacida en Alemania en 1256. Sus orígenes así como sus padres
son un enigma, prestándose a conjeturas como el de haber sido abandonada o ser
hija ilegítima de algún noble. Este silencio y misterio con respecto a su
origen es sospechoso.
En el cuadro vemos la corona de la salvación
en el centro, una hermosa joya con una cruz en su parte superior y adornada con
toda clase de piedras preciosas. Dos ángeles aparecen custodiándola. A ambos
lados se encuentran la ciudad del refugio y el arca de Noé.
«Dios ordeno que se establecieran por todo Israel
ciudades de refugio. Estos eran unos albergues que proporcionaban protección,
ayuda y descanso a cualquier persona que hubiese cometido un homicidio no
intencional. Las seis ciudades de refugio fueron esparcidas en toda la nación
para que nadie se encontrara demasiado lejos de una de ellas. (Josué 20: 7)
Ninguna tribu estaba demasiado lejos del lugar de seguridad. Estas ciudades
eran accesibles. Algunas se ubicaban en montes para ser incluso más visibles.
La tradición nos dice que los sacerdotes se aseguraban de que los caminos que
conducían a estas seis ciudades estuvieran en buenas condiciones y que se
erigieran señales regulares para guiar al fugitivo. Los rabíes nos dicen que
las puertas de estas ciudades nunca se cerraban. ¡Qué cuadro de Cristo! ¡Sin
duda el «camino a la ciudad» está libre! El homicida debía correr
inmediatamente hacia la ciudad de refugio más cercana. El homicida tenía el
derecho de entrar en una de estas ciudades y nadie podía prohibírselo. Los
familiares de la víctima tenían el derecho de matar al homicida mientras que
este no estuviera dentro de una ciudad de refugio. El homicida debía permanecer
dentro de la ciudad de refugio; si salía fuera de los linderos corría el riesgo
de que algún familiar de la víctima lo estuviera esperando para matarlo. Nunca
se podía cambiar la ubicación de estas ciudades. En general, estas ciudades
representan la gracia de Dios para el pecador».
Pintura está dedicada a Santa Brigida de Suecia (1302-1373), mística, escritora y patrona de Suecia. En su pecho el corazón está en llamas y el Espíritu Santo en forma de paloma la ilumina. Los libros que están presentes aquí simbolizan su atributo. Fue proclamada por Juan Pablo II: Patrona de Europa, es considerada patrona de las viudas. Desde los seis años Brígida tuvo visiones las que durarían toda su vida.
El cuadro artístico pertenece a Santa
Catalina de Siena, patrona de Europa e Italia y Doctora de la Iglesia. Se
aprecia en la pintura los estigmas en sus manos. En la parte superior hay un
ángel que porta una corona de espinas y se dispone a ponérsela, ella lleva un rosario,
símbolo de los dominicos. Como se recordara Santo Domingo fue el fundador del
Rosario, un regalo de María para ayudarle en su trabajo para la conversión del
mundo. Se ve en el pecho un bello corazón con las letras JHS. Este símbolo IHS
o JHS, significa Joshua, y se traduce como Jesús; es la abreviatura del nombre
de Jesús. J: Jesús, H: Hombre, S: Salvador, "Jesús hombre salvador".
En el hebreo no se escribían las vocales, así como el de Dios es YHVH y
significa Yahvé, en español se traduce como "Yo soy". Catalina de
Siena o Catalina Benincasa nació en Siena el 25 de Marzo de 1347 y murió en
1380 a la edad de 33 años. Predicadora y escritora fue una de las más grandes
místicas de su tiempo. Escribió la obra mística
"Diálogo de Santa Catalina". Santa Rosa de Lima se propuso imitarla
en todo y la llamaba “Madre”. Era devotísima de cantar “Deus in adjutorium meum
intende; Domini, ad adjuvandum me festina” (¡Ven, oh Dios, en mi ayuda. Señor,
date prisa en socorrerme!). «Y le preguntó a este testigo le dijese que quería
decir. Y le preguntó este testigo que por qué lo pedía y pretendía más saber
aquel verso que otro, lo satisfizo con decirle que su madre santa Catalina de
Siena lo repetía muy a menudo y pues es mi madre y la quiero imitar.» Y así
cantaba muchísimas veces al día, este dicho verso en voz alta, con que ponía
devoción a todos los que la oían”.
Recuadro se ve la escalera de Jacob y una hermosa
imagen de un candelabro de siete velas. «El candelabro, menora en hebreo, o
lámpara de aceite de siete brazos, elemento ritual y uno de los símbolos más
antiguos del judaísmo, representa los siete días de la creación. Cada brazo
simboliza los diferentes dones del Espíritu de Dios: sabiduría, inteligencia,
consejo, poder, conocimiento y temor. El brazo que se encuentra en el centro es
el Espíritu de Yahvé. En la Torá se puede leer que Dios reveló el diseño de la
menorá a Moisés. Una planta que crece en Israel, llamada la moriah, tiene siete
ramas y se parece a una menorá. El historiador judío Josefo alude a esto en el
tercer libro de sus Antigüedades de los judíos, donde identifica lo que
interpreta como influencias paganas egipcias y griegas en el diseño del
Tabernáculo y sus contenidos. El escribe:
«(...) si alguno actúa sin prejuicio, y con juicio, mirad estas cosas,
encontrará que fueron hechos a imagen y semejanza del Universo (...) y sobre
las siete lámparas en el candelabro, ellas representan el curso de los
planetas, de los cuales viene su número».
Santa Catalina de Bolonia. Aquí aparece con una
corona de reyes, símbolo de la compañía de Jesús, y en su pecho un detente y
crucifijo. En la mesa hay un reloj de arena, símbolo del tiempo efímero, un
cráneo que representa la vanidad y un pergamino donde se lee la fecha de su
muerte acaecida el 9 de Marzo de 1463, y el estado incorrupto de su cuerpo.
Lleva puesta una corona en la cabeza, y sobre esta se lee la siguiente
inscripción en latín: “Levántate y brilla, que ha llegado tu luz y la Gloria de
Yavé amaneció sobre ti. Isaias: 60”. En una pequeña capilla del convento de
clarisas Corpus Domini de Bolonia, permanece su cuerpo incorrupto sentado en
una silla. Catalina Vigri o Catalina de Bolonia nació en 1413, fue una mística
visionaria dotada para las artes como la pintura. Uno de sus cuadros representa
a la virgen y al niño Jesús. Gran parte de su tiempo estaba consagrado al
estudio de la religión y de la filosofía cristiana.
En el siguiente cuadro aparece Santa Teresa de Jesús
o Teresa de Ávila. De su corazón surge una llama de fuego con el siguiente
mensaje: “Jesús en mi corazón”. En el cielo se distinguen tres querubines sobre
una nube, y el espíritu santo aparece iluminándola. Sobre la mesa hay un libro
abierto, una calavera, símbolo de la vanidad, el crucifijo y una pequeña
campana. Teresa de Cepeda y Ahumada más conocida por el nombre de Santa Teresa
de Jesús nace en Ávila, provincia de España, el 28 de marzo de 1515. Fue una de
las mujeres más grandes y admirables de la historia y una de las tres doctoras
de la Iglesia. Las otras dos son Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del
Niño Jesús. Veía a Dios, la Virgen, los santos y los ángeles en todo su
esplendor, y de lo alto recibía inspiraciones que aprovechaba para la
disciplina de su vida interior. Pasaba de los cuarenta y tres años cuando por
vez primera vivió un éxtasis. La escultura de Santa Rosa yacente, que se
encuentra en la Iglesia y Convento de Santo Domingo de Lima, obra de Melchor
Caffa, y ejecutada en mármol de Carrara con exquisita delicadeza, revela su
inspiración en el éxtasis de Santa Teresa de Ávila del escultor Bernini, realizada en 1647. Actualmente se
encuentra en la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma, en la llamada
Capilla Cornaro. Más información la pueden ver en el Capítulo 4 de La Iglesia
de Santo Domingo, narrada en el itinerario Oeste.
El siguiente panel nos muestra en el centro la
misteriosa puerta del cielo y a ambos lados la mítica torre de David y la
entrada a Jerusalén. «La Torre de David fue una ciudadela que se elevaba sobre
la cumbre de un monte en la vieja Jerusalén». «Betel, o casa de Dios, es una
ciudad cananea de la antigua región de Samaria, situada a unos 16 kilómetros al
norte de Jerusalén. Betel es la segunda ciudad más mencionada en la Biblia. En
este lugar, Abraham erigió su altar. Allí Jacob vio en visión una escalera que
tocaba el cielo y los ángeles subían y bajaban -Génesis 28:10-19-. Jacob tuvo
miedo, y dijo: "¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de
Dios, y puerta del cielo". y llamó Betel al lugar que era conocido como
Liz».
Santa María Magdalena de Pazzi, nacida en Florencia
y monja carmelita. Ella lleva una corona de espinas en la cabeza sobre la cual,
un ángel coloca una corona de flores. De su corazón brotan llamas, un símbolo
de los místicos. Al lado izquierdo vemos al espíritu Santo en forma de paloma
llevándole un corazón alado. Ella tiene un libro y también vemos el cráneo,
símbolo de vanitas. Santa María Magdalena de Pazzi, estando en éxtasis, su
rostro brillaba y hablaba con un ser invisible, y abrazando su crucifijo
repetía: "Oh Jesús mío: concédeme palabras eficaces para convencer al
mundo de que tu amor es grande y verdadero y que nuestro egoísmo es engañoso y
tramposo". En sus manos y pies le aparecían los estigmas de Cristo Crucificado.
Veía el futuro y leía los pensamientos. A veces se aparecía en diversos lugares
simultáneamente y curaba a los enfermos, diciendo siempre: "Señor: ¡hágase
tu santa voluntad!". Muere el 25 de mayo del año 1607 con apenas 41 años.
Su bello rostro y cuerpo que se conserva incorrupto muestran belleza y paz.
Pintura que está dedicada a Santo Tomas de Aquino, Tommaso D’Aquino en italiano, nacido en 1225, dominico, filósofo y teólogo. Se ve en su pecho un sol radiante, símbolo de la virtud y la sabiduría, junto a la pluma y la cadena aurea. El crucifijo que se ve a su lado, según la tradición le hablo y le dijo: “Has escrito bien de mí, Tomás”. Esta inscripción aparece en latín escrito en la cinta que parece salir de la cruz y dirigirse a él. Se ve también al espíritu santo iluminándolo con un haz de luz. Algunas frases célebres de Santo Tomas son: “Es evidente que existe la verdad. Porque el que niega que existe la verdad, conoce que la verdad existe. Si, pues, no existe la verdad, es verdad que la verdad no existe". "Teme al hombre de un solo libro".
El
tercer recuadro está dedicado a la asunción de la Virgen María, esperando ser
coronada. Esta sección muestra una notable destreza del artista, es una hermosa
pintura donde se ve la virgen María en el centro rodeada de ángeles y en la
parte inferior se encuentran los doce discípulos en amena conversación, todo el
conjunto está rodeado de querubines. En el centro aparece la Santísima
Trinidad. Dios Padre y Jesús sosteniendo la corona de oro, y el espíritu santo
que se ve en el medio, los ilumina. En la sección opuesta del mismo, graciosos
querubines tocan diversos instrumentos musicales y abajo una inscripción en latín:
Reyna de los Ángeles.
San Buenaventura de Fidanza, o Juan Da Fidanza, nacido en Bañorea en 1218, fue un místico franciscano y cardenal italiano que participó en la elección del papa Gregorio X. Es Doctor de la Iglesia Católica. En la pintura, entre otros elementos se distingue un cráneo y el reloj de arena, símbolo de vanitas.
Está dedicado a San Agustín, el único hombre de
todos los mostrados que tiene el corazón en llamas. Se aprecia en el lado
derecho como surge una mano sosteniendo un martillo, símbolo de su lucha contra
la herejía, en el pecho lleva un crucifijo y sobre la mesa se ve un curioso
reloj. San Agustín, o Agustín de Hipona, obispo y teólogo, nacido el 13 de
Noviembre de 1354; está considerado como uno de los más grandes Padres de la
Iglesia. Sin embargo la religión, influyente en la política y la moral durante
cientos de años, a veces detuvo el avance de la ciencia y el progreso de la
civilización con sus dogmas y creencias, imponiendo sus ideas a la fuerza y
mediante el temor. Veamos algunas de las frases de San Agustín, a quien no se
le puede juzgar con severidad, pues su tiempo estuvo marcado por las
supersticiones e ignorancia: “Existe otra forma de tentación; aún más cargada
de peligro. Esa es la enfermedad de la curiosidad. Es ella la que nos impulsa a
tratar de descubrir los secretos de la naturaleza; esos secretos que están más
allá de nuestro entendimiento, que no nos proporcionarán ninguna ventaja, y los
cuales el hombre no debería desear aprender”. “Las mujeres no deben ser
iluminadas ni educadas en forma alguna. De hecho, deberían ser segregadas, ya
que son causa de insidiosas e involuntarias erecciones en los santos varones”.
“Es Eva, la tentadora, de quien debemos cuidarnos en toda mujer... No alcanzo a
ver qué utilidad puede servir la mujer para el hombre, si se excluye la función
de concebir niños”. “Existe una persecución de los impíos, que ellos ejercen
contra la Iglesia de Cristo; también una persecución justa, que la Iglesia
ejerce contra los impíos”. “Casarse está bien. No casarse está mejor”
Cuadro
muestra el huerto de una sola entrada, que significa la pureza de María, y en
el lado opuesto, la fachada de un castillo, representación del templo del
espíritu.
Cuadro donde aparece San Ambrosio, (Tréveris, c. 340 - Milán, 4 de abril de 397). Fue un destacado obispo de Milán y proclamado Doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por el papa Bonifacio VIII. Aparece con vestiduras episcopales y el Libro, en la parte inferior se ve el panal de abejas, símbolo del santo, que según la leyenda dorada, un día, estando en su cuna, apareció un enjambre de abejas que salían y entraban de su boca llegándolo a curar por completo. Sus palabras dulces hacían que una abeja siempre rondara su rostro. La serpiente que está en el lado inferior derecho y que aparece tragando a un hombre es el símbolo de la maldad que va consumiendo al mundo. San Ambrosio es patrono de los apicultores y de los fabricantes de velas y venerado por la Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesia luterana e Iglesia anglicana.
Vemos a San Gregorio, vestido de rojo destellante,
tiene una pluma en la mano con la cual está escribiendo, y una tiara papal en
la parte inferior. A su lado derecho esta la cruz pontificia de tres brazos
horizontales. San Gregorio fue el sexagésimo cuarto papa de la Iglesia
católica. Se conservan 866 cartas de Gregorio en su Regestum o archivo de
correspondencia y se estima que durante su pontificado se enviaron desde Roma
unas veinte mil cartas.
Decorados
del centro de la gran bóveda. Esta se inicia con un gran panel donde se ve en
el centro, el pozo de aguas vivas, escrito en latín, el agua representa a Jesús
y María es el pozo. A ambos lados vemos dos cipreses.
Escena vemos a San Jerónimo o Eusebio Hierónimo de Estridón, quien tradujo la biblia del hebreo y griego al latín, y es considerado uno de los grandes Padres de la Iglesia. A su lado se ve a un sombrero, y ropa de cardenal,
una cruz, la calavera, que es “vanitas”,
la vanidad de la vida, libros y materiales para escribir. Todos ellos
atributos del santo. El casco al lado del león es la representación de la fe
contra el pecado. El someterse a mortificación como penitencia, le dio al
artista reflejar un desnudo parcial. La singular flecha que se dirige a él es
el símbolo de Dios guiándolo por el desierto. El león que se aprecia en el
centro se origina en la leyenda dorada, que cuenta que estando San Jerónimo a
orillas del rio Jordán, se encontró con un león que se quejaba porque tenía una
pata atravesada por una espina. El santo conmovido por lo sucedido le curó la
pata y la fiera en agradecimiento lo siguió hasta sus últimos días. Cuando San
Jerónimo dejo de existir, el león se negó a comer acostándose sobre su tumba
para dejarse morir. En el libro de páginas abiertas se lee la inscripción:
carta a Heliodoro (epistola ad heliodorum).
«Heliodoro, fue un soldado que conoció a San Jerónimo en Aquiles hacia el año 372 y se hizo discípulo suyo. Heliodoro no pudo ir al desierto, pues pensó que el deber le obligaba a volver a su patria, por esto San Jerónimo le reprendió severamente, en una célebre carta. San Jerónimo no perdió nunca el aprecio al discípulo que le había abandonado.»
La pequeña cúpula que esta al inicio de este recinto
data de 1600, y en ella se han descubierto imágenes de ángeles y querubines e
inscripciones que datan del siglo XVII. En los dinteles de las puertas y
ventanas hay alegorías a la Virgen María, y en la bóveda, entre los grandes
paneles centrales, las siguientes inscripciones: “Toda hermosa eres, María; no
hay en Ti mancha del pecado original”, “Gloria a Israel y honra a ti”, así como
representaciones de plantas y frutas.
Fuente del patio de Letras.
Fuente del patio de Jazmines.
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