domingo, 28 de agosto de 2011

Vuelo de Lima a Piura

Durante la gélida madrugada del viernes 19 de agosto, a hora 03:40 am, encontrándome en la sala de embarque 14 y a espera de abordar el vuelo que me transportará a la ciudad de Piura (ubicada en la costa norteña del Perú), es cuando decido tomar mi cámara de bolcillo, como quien contempla lo tomado en su pantalla de visión, para graficar dicha escena expectante entre los viajantes que aguardan ser llamados para ir al avión. Con sutil movimiento recompongo el encuadre compositivo deseado.


Contrapesando la toma entre las dos bellas durmientes, que aguardan plácidamente ser despertadas por la gentil  llamada del counter para que aborden su anhelado vuelo.



Desde el instante de mi registro, preveo mi ubicación dentro de la disponibilidad de cupos de asientos, donde solicito uno en  la ventanilla del lado derecho  que me permitirá apreciar el litoral que hemos de sobrevolar. Esto me permite el registro de la otra aeronave parqueada en la rampla de embarque, mientras maniobra el avión presto por tomar la pista que ha de conducirnos a la cabecera de despegue del aeropuerto Jorge Chávez de Lima.  


Los rayos del alba me despiertan, mientras se asoman por el horizonte lejano, en el que se vislumbra montañas que sirve de contención a la densa y compacta nubosidad que recubre todo el litoral peruano.




Es allí cuando visualizo como el astro sol, tiñe de naranja las elevadas nubes en el horizonte lejano. Con la cámara de bolcillo, triángulo su posición entre el marco de la ventanilla posterior y el respaldar de mi asiento (echado atrás), permitiendo la correcta fijación que me admite accionar el zoom óptico de la cámara, para lograr la anhelada toma, a espera del instante preciso en que se pueda obturar la exposición, sin ser afectado por las perturbaciones atmosféricas.



Nuevamente posesiono el asiento en la postura de despegue, y por mi ventanilla grafico la nubosidad compacta que recubre el litoral.



Transcurrido los minutos corona la cima el astro Sol, que nos impacta desde en el horizonte con sus cálidos rayos naranja rojizos con que se enciende el panorama celestial.




Los rayos de luz quedan registrados al traspasar los tres vidrios que se compone toda ventanilla del avión



Nuevamente el sueño me vence para ser despertado bajo los estímulos de un aperitivo que nos brinda el personal de a bordo de la aerolínea.



Conforme se inicia el descenso, nos aproximamos al colchón de nubes que recubre el paisaje. Para que tenga una idea del espesor, la aeronave en vuelo descendente tarda cinco minutos en traspasar  su espesor, donde no se aprecia nada, volando a ciegas en su interior y de la nada aparece  el sombrío paisaje terrestre que nos aguarda para iniciar las maniobras de aterrizaje.


Mis compañeros de vuelo continúan en brazos de Morfeo y a duras penas reaccionan ante el anuncio del piloto indicando la aproximación a la pista de aterrizaje.


Una vez posesionado el aparato sobre la pista del aeropuerto de Piura, acciona las palancas de freno que han de elevar los alerones sobre la cubierta de las alas para contener su veloz recorrido sobre su pisada.


Todos reaccionan durante el caleteo del avión por llegar a la rampa de desembarque, realizando las llamadas de coordinaciones o arreglando sus pertenencias para su posterior salida.  




Piura



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