lunes, 29 de agosto de 2011

Plaza de Armas de la ciudad de Piura

Ubicada en la zona norte del país, la plaza de Armas de la ciudad de Piura sobre los 29 msnm en el margen derecho del río Piura, dista a 1035 km de la carretera Panamericana Norte (12 horas en autos aprox.) o a una hora y quince minutos en vuelo regular desde la ciudad de Lima. En tiempos remotos fuera cuna de los Tallanes o Yungas los primeros pobladores de Piura, quienes venidos de la serranía en época no precisada fueron sometidos por los mochicas y siglos después por el gobierno de  Inca Yupanqui. Estando en la cálida tierra piurana, Francisco Pizarro y su ejército español fundan en 1532 la primera ciudad española en el Perú en el valle Tangarará, a orilla del río Chira, a la que llamaron “San Miguel”. Debido a la falta de salubridad de aquella época, en 1534 es trasladada al lugar conocido como Monte de los Padres (Morropón) y por la misma razón la ciudad fue nuevamente transpuesta a San Francico de Buena Esperanza (Paita). En 1578 debido a los constantes ataques de piratas y corsarios ingleses, la ciudad es reubicada en 1588 en su nuevo emplazamiento actual. El 30 de enero de 1837 Piura fue elevada a la categoría de Provincia del Litoral Peruano.



En el corazón de la ciudad encontramos la Plaza de Armas, que es una de las plazas más antigua y bella del país, de corte español, cuadrada, rodeada por 24 árboles tamarindos traídos desde la hacienda de Yapatera y sembrados desde 1870, también encontramos ficus, crotos, poncianas entre otros.










LOS PORTALES PIURA considerado Patrimonio histórico, conserva la impactante arquitectura y estilo colonial, finamente decorado y ambientado con cuadros y espejos del Museo de Osma.







En el centro de la Plaza se encuentra el monumento (hecho en mármol) de la Libertad, que fuera donado en 1870 por el entonces gobierno de José Balta. Los piuranos llaman a la estatua “La Pola” debido a que existía una estatua en madera muy similar a la de Policarpo Salvatierra (heroína colombiana).






  

La Catedral de Piura fundada en 1588 bajo la advocación de la Virgen de la asunción y san Miguel Arcángel. En su interior se conserva un retablo churrigueresco de la virgen de Fátima tallado en cedro de Nicaragua y cubierto con pan de oro. Su altar mayor fue reconstruido por el escultor español Julián Alagua luego del terremoto de 1912, siguiendo el estilo plateresco. En su calidad de Iglesia  matriz conserva el archivo parroquial de Piura.






Tiene un ingreso por la calle principal Huancavelica y una segunda entrada por la calle Tacna. Consta de dos torres la que le dan un aspecto de basílica. Antes de adoptar el nombre de Catedral, se le conoció como Iglesia Matriz, aquí fueron bautizados Miguel Grau seminario, Ignacio Merino, Carlos Augusto Salaverry, entre otros.




La Av. Grau, es la Av. Principal de Piura que nace de la fachada lateral de la Catedral de Piura y el edificio más alto de ciudad, que los piuramos le llaman el banco de los Romeros.





Como reportero gráfico, suelo tomar un tiempo en el tiempo, muy al margen de la actividad laboral por la cual he sido convocado. Ello me obliga a ser un embajador de nuestro patrimonio cultural que, en el día a día, tengo el deber de captarle, difundirle y compartirle en cada nota o artículo escrito en el presente blog. Tal como lo he venido realizando en mis 184 entradas publicadas, ilustradas con más de tres mil fotos que les he compartido.



Piura


domingo, 28 de agosto de 2011

Vuelo de Lima a Piura

Durante la gélida madrugada del viernes 19 de agosto, a hora 03:40 am, encontrándome en la sala de embarque 14 y a espera de abordar el vuelo que me transportará a la ciudad de Piura (ubicada en la costa norteña del Perú), es cuando decido tomar mi cámara de bolcillo, como quien contempla lo tomado en su pantalla de visión, para graficar dicha escena expectante entre los viajantes que aguardan ser llamados para ir al avión. Con sutil movimiento recompongo el encuadre compositivo deseado.


Contrapesando la toma entre las dos bellas durmientes, que aguardan plácidamente ser despertadas por la gentil  llamada del counter para que aborden su anhelado vuelo.



Desde el instante de mi registro, preveo mi ubicación dentro de la disponibilidad de cupos de asientos, donde solicito uno en  la ventanilla del lado derecho  que me permitirá apreciar el litoral que hemos de sobrevolar. Esto me permite el registro de la otra aeronave parqueada en la rampla de embarque, mientras maniobra el avión presto por tomar la pista que ha de conducirnos a la cabecera de despegue del aeropuerto Jorge Chávez de Lima.  


Los rayos del alba me despiertan, mientras se asoman por el horizonte lejano, en el que se vislumbra montañas que sirve de contención a la densa y compacta nubosidad que recubre todo el litoral peruano.




Es allí cuando visualizo como el astro sol, tiñe de naranja las elevadas nubes en el horizonte lejano. Con la cámara de bolcillo, triángulo su posición entre el marco de la ventanilla posterior y el respaldar de mi asiento (echado atrás), permitiendo la correcta fijación que me admite accionar el zoom óptico de la cámara, para lograr la anhelada toma, a espera del instante preciso en que se pueda obturar la exposición, sin ser afectado por las perturbaciones atmosféricas.



Nuevamente posesiono el asiento en la postura de despegue, y por mi ventanilla grafico la nubosidad compacta que recubre el litoral.



Transcurrido los minutos corona la cima el astro Sol, que nos impacta desde en el horizonte con sus cálidos rayos naranja rojizos con que se enciende el panorama celestial.




Los rayos de luz quedan registrados al traspasar los tres vidrios que se compone toda ventanilla del avión



Nuevamente el sueño me vence para ser despertado bajo los estímulos de un aperitivo que nos brinda el personal de a bordo de la aerolínea.



Conforme se inicia el descenso, nos aproximamos al colchón de nubes que recubre el paisaje. Para que tenga una idea del espesor, la aeronave en vuelo descendente tarda cinco minutos en traspasar  su espesor, donde no se aprecia nada, volando a ciegas en su interior y de la nada aparece  el sombrío paisaje terrestre que nos aguarda para iniciar las maniobras de aterrizaje.


Mis compañeros de vuelo continúan en brazos de Morfeo y a duras penas reaccionan ante el anuncio del piloto indicando la aproximación a la pista de aterrizaje.


Una vez posesionado el aparato sobre la pista del aeropuerto de Piura, acciona las palancas de freno que han de elevar los alerones sobre la cubierta de las alas para contener su veloz recorrido sobre su pisada.


Todos reaccionan durante el caleteo del avión por llegar a la rampa de desembarque, realizando las llamadas de coordinaciones o arreglando sus pertenencias para su posterior salida.  




Piura