sábado, 26 de abril de 2014

Semana Santa 2014

La historia del Triduo Pascual se remonta a los orígenes del cristianismo. Ya desde la época de los apóstoles se tienen noticia del paso de la celebración semanal a la celebración anual de Pascua, en la que se hace memorial del pasado de Jesús de este mundo al Padre. Vemos como desde los tiempos apostólicos se distingue la Pascua Cristiana de la Pascua Judía.

En el siglo III, la Tradición apostólica de Hipólito, menciona el ayuno del viernes y del sábado, que acababa con la celebración de la Eucaristía en la Vigilia Pascual. Otro testimonio, como la Didascalia de los apóstoles, extienden el ayuno a toda la semana, pero concediendo una significación especial a los tres últimos días.

En Palestina, adonde llega la peregrinación Egerica en la segunda mitad del siglo IV, los cristianos recorren los lugares sagrados, reproduciendo los pasos de la Pasión y Resurrección del Señor Jesús con los evangelios en la mano. Este afán de reproducir la historia está en el origen de muchas fiestas del año litúrgico. De hecho, san Ambrosio en Milán y San Agustín en el norte de África coinciden al mencionar, naturalmente por separado, el “sagrado trio de Cristo crucificado, sepultado y resucitado”.

Por Tertuliano y por la tradición apostólica, nos enteramos que en la Vigilia Pascual en Roma, se administraba el bautismo a los catecúmenos antes de pasar al banquete eucarístico. La Vigilia duraba toda la noche y comprendía varias lecturas que rememoraban la creación, el sacrificio de Abrahám y el paso del Mar Rojo, pasajes que están presentes en la liturgia de la palabra del rito actual. Junto con la lecturas se hacían oraciones de súplica y acción de gracias, y se invocaba la segunda venida gloriosa del Señor, que algunos pensaban que iba a suceder en el marco de la Vigilia Pascual. Antes de amanecer se daba inicio a la liturgia eucarística en la que culmina el ayuno eucarístico y Jesús Resucitado se hace presente sacramentalmente en medio de la Iglesia.

En la configuración de los ritos de occidente, juega un papel importante las celebraciones en Jerusalén. La adoración de la Cruz, la lectura de la Pación, el lavatorio de los pies que aparece también en Jerusalén a mediados del siglo V e incluso la procesión de los ramos, son imitados por toda las Iglesias. A lo largo de la Edad Media se introducen una serie de ritos de los que es muy difícil determinar su origen exacto: la bendición del cirio pascual, la bendición del fuego, la entronización de la Cruz con la aclamación “Mirad el árbol de la Cruz”, la solemne traslación de la reserva eucarística, el depósito de los altares, etc.

Cuando en 1951 el papa Pío XII inicia la reforma de la semana santa, la primera medida consistió en retornar la Vigilia Pascual a su hora natural nocturna. Y así ocurrió en 1956 también respecto de la misa vespertina de la Cena del Señor y de la acción litúrgica de la Pasión. La reforma litúrgica del Vaticano II es también explicita en este punto.

Jueves Santo 

Misa Crismal
Esta misa es la expresión más palpable de nuestra comunión arquidiocesana. En ella se congregan todos los fieles, alrededor del Obispo, como Padre y Pastor, junto con los presbíteros, sus cercanos colaboradores, que renuevan cada año sus compromisos sacerdotales.

Misa In Coena Domini
Con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas del Jueves Santo, la Iglesia comienza el Santo Triduo Pascual recordando y actualizando aquella Última Cena en la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los apóstoles como alimento de salvación; mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio repitiesen el mismo gesto en conmemoración suya.

Visitas a las Siete Iglesias
La tradición de visitar las “siete Iglesias” nació en Roma y se ha ido adoptando en el mundo entero. Su iniciador fue el gran santo San Felipe Neri. La visita de las siete Iglesias, tiene un desarrollo semejante al Vía Crucis, ya que tiene siete estaciones y en las que se lee la Escritura, y se reza y medita sobre la Pasión del Señor. Los católicos aún realizan el recorrido por 7 templos recordando las sietes estaciones que hizo Jesús desde el Jueves Santo hasta el Calvario.

 Parroquia San Juan María de Vianney



Parroquia Santa María Madre de la Iglesia


Parroquia San Antonio de Padua





Parroquia Santa Rosa de Lince




Parroquia Santa Beatríz



San Felipe Apóstol




Viernes Santo

El Viernes Santo la Iglesia celebra la muerte gloriosa y victoriosa de Jesús. La liturgia de este día es austera y sobria, no exenta de majestad. Se centra en la inmolación del Cordero que quita el pecado del mundo y en la Cruz como señal de reconciliación.

El centro de la liturgia del día lo ocupa la meditación en torno a la Pasión y Muerte del Señor, la intercesión por la salvación del mundo, y la adoración de la Cruz que conmemora el nacimiento de la Iglesia del costado abierto del salvador.

Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón 

La entronización de la Cruz con la aclamación “Mirad el árbol de la Cruz”



























































Sábado Santo

Es el segundo día del sagrado triduo. Durante este día la Iglesia, permanece junto al sepulcro del señor meditando su pasión y Muerte, su descenso al lugar de los muertos y aguarda con esperanza su Resurrección gloriosa. Se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa, quedando desnudo el altar hasta que, después de la solemne Vigilia se inauguren los gozos de Pascua, con cuya exuberancia iniciarán los cincuenta días pascuales.

 Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón 



Bendición del Fuego Pascual


la bendición del cirio pascual. 




Esta es la Luz de Cristo, yo la are brillar






















Bendición del agua bendita


El bautismo a los catecúmenos antes de pasar al banquete eucarístico




Renovación del Bautismo
















Domingo de Resurrección

El amanecer del día Domingo de Pascua anuncia el gran día en que actuó el Señor. El sepulcro vacío anuncia la Resurrección de Cristo. Los apóstoles proclaman con firmeza el misterio de la Resurrección. ¡Aleluya!¡Cristo ha resucitado! Es el anuncio pascual que resuena hoy con toda fuerza en el corazón de los creyentes.

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