La historia del Triduo Pascual se remonta a los orígenes
del cristianismo. Ya desde la época de los apóstoles se tienen noticia del paso
de la celebración semanal a la celebración anual de Pascua, en la que se hace
memorial del pasado de Jesús de este mundo al Padre. Vemos como desde los
tiempos apostólicos se distingue la Pascua Cristiana de la Pascua Judía.
En el siglo III, la Tradición apostólica de
Hipólito, menciona el ayuno del viernes y del sábado, que acababa con la
celebración de la Eucaristía en la Vigilia Pascual. Otro testimonio, como la Didascalia
de los apóstoles, extienden el ayuno a toda la semana, pero concediendo una
significación especial a los tres últimos días.
En Palestina, adonde llega la peregrinación Egerica
en la segunda mitad del siglo IV, los cristianos recorren los lugares sagrados,
reproduciendo los pasos de la Pasión y Resurrección del Señor Jesús con los
evangelios en la mano. Este afán de reproducir la historia está en el origen de
muchas fiestas del año litúrgico. De hecho, san Ambrosio en Milán y San Agustín
en el norte de África coinciden al mencionar, naturalmente por separado, el “sagrado
trio de Cristo crucificado, sepultado y resucitado”.
Por Tertuliano y por la tradición apostólica, nos
enteramos que en la Vigilia Pascual en Roma, se administraba el bautismo a los
catecúmenos antes de pasar al banquete eucarístico. La Vigilia duraba toda la
noche y comprendía varias lecturas que rememoraban la creación, el sacrificio
de Abrahám y el paso del Mar Rojo, pasajes que están presentes en la liturgia
de la palabra del rito actual. Junto con la lecturas se hacían oraciones de
súplica y acción de gracias, y se invocaba la segunda venida gloriosa del
Señor, que algunos pensaban que iba a suceder en el marco de la Vigilia Pascual.
Antes de amanecer se daba inicio a la liturgia eucarística en la que culmina el
ayuno eucarístico y Jesús Resucitado se hace presente sacramentalmente en medio
de la Iglesia.
En la configuración de los ritos de occidente, juega
un papel importante las celebraciones en Jerusalén. La adoración de la Cruz, la
lectura de la Pación, el lavatorio de los pies que aparece también en Jerusalén
a mediados del siglo V e incluso la procesión de los ramos, son imitados por
toda las Iglesias. A lo largo de la Edad Media se introducen una serie de ritos
de los que es muy difícil determinar su origen exacto: la bendición del cirio
pascual, la bendición del fuego, la entronización de la Cruz con la aclamación “Mirad
el árbol de la Cruz”, la solemne traslación de la reserva eucarística, el depósito
de los altares, etc.
Cuando en 1951 el papa Pío XII inicia la reforma de
la semana santa, la primera medida consistió en retornar la Vigilia Pascual a
su hora natural nocturna. Y así ocurrió en 1956 también respecto de la misa
vespertina de la Cena del Señor y de la acción litúrgica de la Pasión. La
reforma litúrgica del Vaticano II es también explicita en este punto.
Jueves Santo
Misa Crismal
Esta misa es la expresión más palpable de nuestra
comunión arquidiocesana. En ella se congregan todos los fieles, alrededor del
Obispo, como Padre y Pastor, junto con los presbíteros, sus cercanos
colaboradores, que renuevan cada año sus compromisos sacerdotales.
Misa In Coena Domini
Con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas
del Jueves Santo, la Iglesia comienza el Santo Triduo Pascual recordando y
actualizando aquella Última Cena en la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba
a ser entregado, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies
del pan y del vino y los entregó a los apóstoles como alimento de salvación;
mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio repitiesen el mismo
gesto en conmemoración suya.
Visitas a las Siete Iglesias
La tradición de visitar las “siete Iglesias” nació
en Roma y se ha ido adoptando en el mundo entero. Su iniciador fue el gran
santo San Felipe Neri. La visita de las siete Iglesias, tiene un desarrollo
semejante al Vía Crucis, ya que tiene siete estaciones y en las que se lee la
Escritura, y se reza y medita sobre la Pasión del Señor. Los católicos aún
realizan el recorrido por 7 templos recordando las sietes estaciones que hizo
Jesús desde el Jueves Santo hasta el Calvario.
Parroquia San Juan María de Vianney
Parroquia Santa María Madre de la Iglesia
Parroquia San Antonio de Padua
Parroquia Santa Rosa de Lince
Parroquia Santa Beatríz
San Felipe Apóstol
Viernes Santo
El Viernes Santo la Iglesia celebra la muerte
gloriosa y victoriosa de Jesús. La liturgia de este día es austera y sobria, no
exenta de majestad. Se centra en la inmolación del Cordero que quita el pecado
del mundo y en la Cruz como señal de reconciliación.
El centro de la liturgia del día lo ocupa la
meditación en torno a la Pasión y Muerte del Señor, la intercesión por la
salvación del mundo, y la adoración de la Cruz que conmemora el nacimiento de la
Iglesia del costado abierto del salvador.
Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón
La entronización de la Cruz con la aclamación “Mirad el árbol de la Cruz”
Sábado Santo
Es el segundo día del sagrado triduo. Durante este
día la Iglesia, permanece junto al sepulcro del señor meditando su pasión y
Muerte, su descenso al lugar de los muertos y aguarda con esperanza su
Resurrección gloriosa. Se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa,
quedando desnudo el altar hasta que, después de la solemne Vigilia se inauguren
los gozos de Pascua, con cuya exuberancia iniciarán los cincuenta días
pascuales.
Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón
Bendición del Fuego Pascual
la bendición del cirio pascual.
Esta es la Luz de Cristo, yo la are brillar
Bendición del agua bendita
El bautismo a los catecúmenos antes de pasar al banquete eucarístico
Renovación del Bautismo
Domingo de Resurrección
El amanecer del día Domingo de Pascua anuncia el
gran día en que actuó el Señor. El sepulcro vacío anuncia la Resurrección de
Cristo. Los apóstoles proclaman con firmeza el misterio de la Resurrección.
¡Aleluya!¡Cristo ha resucitado! Es el anuncio pascual que resuena hoy con toda
fuerza en el corazón de los creyentes.
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