Despegamos del aeropuerto internacional Jorge
Chávez, ciudad de Lima, en uno de los vuelos nacionales con destino a la ciudad de
Arequipa. La aeronave levanta ligero vuelo, prontamente nos vemos por sobre el
Río Rímac, cruzando el distrito de Carmen De La Legua Reynoso; siguiendo la ruta
de vuelo, sobrevolamos los limites distritales de San Miguel, Pueblo Libre
y Magdalena del Mar, en que en éste último,
traspone el litoral limeño adentrándonos cada vez más en el mar de Grau a medida
que la nave gana altura. Se puede
divisar todo el Circuito Playa antes de adentrarnos
en el colchón de nubes que cubre, casi en su totalidad, el litoral peruano.
Transcurrido un buen tiempo de vuelo, el avión realiza un suave viraje hacia
la derecha, hacia la bahía de Paracas, dejando tras de sí el mar de Grau, que a
esta hora permanece cubierta por densas capas de nubes. Conforme nos adentramos
más en el continente, se visualizan nubes esporádicas que entre dejan
visualizar el relieve agreste; la topografía accidentada de secas quebradas y valles encajonados entre elevadas
montañas van indicando que sobrevolamos el departamento de Arequipa. Se escucha
el aviso del piloto dando la orden para preparar el descenso en el aeropuerto
Alfredo Rodríguez Ballón de la ciudad de Arequipa.
Se perciben extraños trazos coronando las cienes de los cerros que asemejan a las líneas de Nazca, pero son lotizaciones del suelo.
El descenso es suave y confortable.
Retorno
en el primer vuelo de la mañana tras una permanencia de dos días en la ciudad
arequipeña. Mi vuelo sale a las 7:55 de la mañana y, con la debida anticipación,
espero horas antes en la sala de embarque mi programada salida matinal. Esta
vez voy en el primer asiento, en la ventana de lado derecho. A través de ella realizo
tomas del aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón mientras terminan el conteo de
los pasajeros para el inicio del despegue.
Autorizan
el despegue de la aeronave que inicia su frenética carrera por la pista hasta dejarla
atrás y posesionados en la altitud requerida vamos pasando por sobre el
distrito de cerro Colorado, más adelante pasamos sobre la autopista La Joya,
unos minutos más estamos sobre el valle de Vítor y el río Majes, y al cabo de un rato diviso el
valle de Camaná, que indica la proximidad de la costa.
Un
pestañazo y despierto sobre el valle de Ica con rumbo a la reserva de Paracas,
desde donde se aprecia la bahía del mismo nombre franqueada por la isla de
Sagayan y un poco al noroeste los islotes de las islas Ballestas, mientras se
sobrevuela el valle de Pisco, para adentrarnos nuevamente en el mar de Grau,
que dada mi ubicación lo aprecio en todo su esplendor.
Terminado
el refrigerio escuchamos la voz del
piloto dando las indicaciones del inicio de las maniobras de descenso.
Rato
más tarde sobrevolamos una gran isla, es
San Lorenzo, ya estamos en Lima.
Dado el tráfico aéreo en la ciudad de Lima, el avión
sobre vuela el distrito del balneario de Ancón, con lo cual se posesiona y
enfila con la pista del aeropuerto Jorge Chávez, pasando por el malecón las
colinas, Isla las gemelas, Santa Rosa, Muelle Sur, ovalo 200 millas entre
Nestor Gambetta y Elmer Faucett; y aterrizamos en Lima.
No piensen que estoy en uno de los micros urbanos de
la gran Lima, es el servicio de tierra que recoge los pasajeros de la nave y
nos transporta al terminal aéreo de Lima.